Hoy el calendario marca que sea tu día, pero para mí es el día de la madre hoy, ayer y siempre, porque nunca te apartas de mi lado; nunca dejas de ser la sombra que me protege ni el espejo en el que puedo reconocerme. Aún así, hoy quiero parar un momento para decirte todo eso que mereces escuchar porque a veces, entre la rutina y el ajetreo diario, se me olvida decirte lo importante que eres en mi vida y es que eres mi ejemplo, mi fuerza y mi mayor bendición.
Gracias mamá. Gracias por ser la calma en mis tormentas, por tener siempre un consejo que me consuele y un abrazo que me recuerde que entre tus brazos estaré a salvo siempre. Gracias por apoyarme, por caer conmigo cuando tropiezo para levantarme y por ser esa armadura que trata de impedir que lleguen a mi corazón los golpes. Sé que si fuera por ti nunca hubiera experimentado lo que es el dolor o el sufrimiento, pero aunque tengas superpoderes, porque los tienes, no puedes impedir que viva y vivir implica mancharse, romperse y volverse a construir. Gracias por haberme enseñado a vivir, por mostrarme que la vida no es solo respirar, sino aprender a amar, a luchar, a caerse y a volverse a levantar. Gracias porque has sido mi maestra en las lecciones mas importantes que uno puede aprender y gracias por ser mi impulso y mi refugio.
Gracias por estar a mi lado en cada caída, por decirme las palabras exactas en el momento oportuno o por simplemente estar en silencio tendiéndome la mano. Gracias por creer en mí cuando nadie mas lo hacía y por luchar conmigo para conseguir esos sueños que de pequeña compartía. Gracias por no juzgarme nunca y por todas las lágrimas que entre sollozos has logrado secarme. Gracias por ser paz en medio de mis guerras, por ser ese oasis al que acudir en mi desierto y por no rendirte nunca conmigo; porque por muy negro que esté el cielo, tú me has enseñado que el sol vuelve a aparecer siempre y que la vida no se cansa de dar oportunidades.
Gracias por ser quien velaba mis sueños, quien me enseñó a dar mis primeros pasos, quien compartía sus tacones conmigo cuando apenas sabía caminar y por enseñarme a cantar en el coche antes que a hablar. Gracias por ser mi compañera de risas y celebraciones; gracias por guiarme, aconsejarme y estar ahí cuando te necesito. Gracias por darme raíces y por no cortarme las alas, gracias por dejarme volar siempre libre porque como diría Frida Kahlo: “Pies para qué los quiero, si tengo alas para volar”.
Gracias por tu amor incondicional, por tu paciencia infinita y por enseñarme a ser valiente. Gracias porque en ti he encontrado siempre una sonrisa que calma y unos brazos que reconfortan. Gracias por llenarme de besos las mejillas, aunque no me gusten los achuchones, y gracias por cada abrazo que me das en la distancia; porque nunca te siento lejos, aunque estemos separadas.
Mamá, gracias por ser esa mujer que puede con todo, por ser la mas comprensiva y cariñosa y la que adivina todos mis estados de ánimo sin necesidad de preguntar. Gracias porque sufres como nadie, pero te alegras mas que cualquiera cuando las cosa salen bien. Gracias por querer siempre lo mejor para mí y gracias por permanecer a mi lado cuando la vida nos lo ha puesto realmente complicado. Gracias por llenar mi vida de tulipanes y color y gracias por ser la luz que me devuelve siempre a casa, porque casa siempre será allí donde estés tú.

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